Hoy tengo el placer de entrevistar el filósofo Abel Ros (Alicante, 1974), un destacado profesor de filosofía, sociólogo y politólogo. Tiene un blog titulado El Rincón de la Crítica que os invito a visitar.
En esta entrevista, exploramos temas fascinantes como la estructura social en el siglo XVIII, la influencia de pensadores como Voltaire y Diderot, y la importancia de la Ilustración en la expansión del conocimiento.
El filósofo Abel Ros nos ofrece una mirada crítica y profunda sobre eventos significativos como la Revolución Francesa y el impacto de la movilidad social en la historia. Además, reflexionamos sobre la relevancia de la filosofía en la educación contemporánea y cómo el pensamiento crítico puede ayudarnos a enfrentar los desafíos actuales.
1- ¿Cómo estaba organizada la estructura social en Europa durante el siglo XVIII?
La sociedad, del siglo XVIII, respondía a una estructura estamental. Existía una brecha social entre los grupos privilegiados – Nobleza y Clero – y los no privilegiados – Campesinado y Clero -. La estructura social estaba determinada por nacimiento. No existía el ascensor social tal y como lo conocemos hoy.
A finales de siglo, se produjo la Revolución Industrial en Inglaterra. Ello supuso un cambio en la organización social. Se pasó de una sociedad estamental a una sociedad de clases. Una sociedad basada en el mérito y el esfuerzo. Una nueva estructura, como digo, donde es posible pasar de pobre a rico y viceversa.
2 – ¿Qué es lo que más te sorprende sobre la vida cotidiana en el siglo XVIII?
El siglo XVIII fue la culminación de las crisis que se venían arrastrando desde el siglo anterior. Estamos ante un periodo histórico marcado por una amalgama de tensiones políticas, sociales y económicas. Existía – por decirlo de alguna manera – una “olla a presión” en forma de descontento social con las estructuras tradicionales.
Este descontento tuvo como herramienta de gestión a la razón. Una razón que se materializó en una nueva configuración de los saberes, en una separación de la fe y en una crítica a las bases tradicionales de la política. En resumen, asistimos a una vida cotidiana marcada por la desigualdad social y la esperanza ante el advenimiento de nuevos horizontes.
3 – En mi novela, El visitador, los protagonistas tienen un encuentro con Voltaire y Diderot. ¿Qué destacarías en especial de estos filósofos?
Ambos fueron pensadores adelantados a su tiempo. Voltaire (1694 – 1778) fue muy crítico con la desigualdad de la sociedad estamental, la religión y el absolutismo. Defendió la limitación de poderes al rey y el equilibrio fiscal entre estamentos.
Diderot (1713 – 1814), artífice – junto con D’Alembert – de la Enciclopedia, fue un gran filósofo materialista. Puso en valor las sensaciones y criticó la religión por su fundamento metafísico. Fue muy crítico – junto con Voltaire – del absolutismo. En resumen, estamos ante dos críticos con el orden establecido, el tradicionalismo político de su tiempo y las estructuras sociales estamentales.
4 – ¿Qué filósofos o pensadores sociales del siglo XVIII consideras más influyentes y por qué?
Immanuel Kant (1724 – 1804) fue, sin duda alguna, el pensador más influyente del siglo XVIII. Este pensador, de Königsberg (Alemania), puso fin a dos cientos años de enfrentamiento entre empiristas y racionalistas.
Tanto los sentidos como la razón son necesarios en el arte del conocer. Puso los cimientos de la psicología moderna e inauguró la ética formal. En el plano social, consideró que la razón nos llevaría a la “paz perpetua”. Su crítica a la razón pura supuso un giro a la epistemología del momento. Un giro que ha sido comparado, por su repercusión académica, con giro copernicano.
5 – Lo que trataron de hacer los ilustrados creando La Enciclopedia me pareció maravilloso. ¿Cómo influyó la Ilustración en la expansión del conocimiento y la educación?
La Ilustración supuso un cambio de mentalidad y reestructuración del conocimiento. Pasamos de una sociedad teocéntrica a otra antropocéntrica. Ahora, el ser humano es la medida de todas las cosas. Los ilustrados, como garantes de la razón, llevaron a lo más alto a las matemáticas.
Actualizaron los saberes de la Antigüedad Clásica. Arquímedes sustituyó a Aristóteles. Y la escolástica – ciencia mezclada con metafísica – fue perdiendo fuelle.
La Ilustración desembocó, en el silgo XIX, en el positivismo. Los ilustrados tambalearon el ·”establishment” de la época. Sembraron las semillas de la política actual. Fueron los artífices teóricos del Estado de Derecho. Sus reflexiones sirvieron para la praxis de la Revolución Francesa.
6 – ¿Qué cambios significativos en el poder y la política surgieron a lo largo del siglo?
Durante este siglo, se produjo la independencia de los Estados Unidos. Los nuevos EEUU aprobaron su Constitución, completada con la Declaración de Derechos. Fue la primera Constitución liberal escrita que aplicaba los principios del parlamentarismo y la Ilustración. La Constitución americana, que hoy sigue vigente, puso en práctica la separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) y las elecciones periódicas de los representantes políticos.
Otro cambio significativo fue, en la Europa continental, la Revolución Francesa. La Revolución rompía con el Antiguo Régimen y puso las bases del mundo contemporáneo.
Las personas pasaron de ser súbditos de un rey a ciudadanos con derecho a voto. La Revolución puso en valor la igualdad, la libertad y la fraternidad. Este fenómeno significó un punto de inflexión entre el Antiguo Régimen y el Nuevo. Entre lo antiguo y lo moderno. Entre la sociedad cerrada y la abierta.
7 – ¿Cuál consideras que fue el evento sociopolítico más significativo del siglo XVIII y por qué?
El fenómeno por antonomasia fue – tal y como comento en la respuesta anterior- la Revolución Francesa. Y lo fue porque cambió la vida social y política de la época. Cambió el sino histórico de las estructuras sociopolíticas y puso la primera piedra del pensamiento político contemporáneo.
8 – ¿Qué lecciones podemos aprender de las dinámicas sociales del siglo XVIII para enfrentar desafíos contemporáneos?
El siglo XVIII fue una lección del poder de los da abajo sobre los de arriba. Nos sirvió para aprender que la movilidad social puede cambiar el orden establecido. Nos enseñó que la historia es pendular. Y dentro del péndulo hay momentos de lentitud y velocidad.
Otra lección que nos enseñó “El siglo de las luces” es que las injusticias sociales, en forma de desigualdad, suponen una olla a presión que, tarde o temprano, estalla en forma de protesta social o revolución. De ahí que, en el mundo contemporáneo, debamos escuchar a la sociedad civil. Una sociedad civil organizada, y siempre de los marcos legales, sirve de contrapeso a los posibles abusos de poder.
Dejamos atrás el siglo XVIII y le planteo al filósofo Abel Ros una serie de preguntas más generales:
9 – ¿Cuál es tu periodo histórico favorito y por qué?
Mi periodo favorito es, sin duda alguna, el siglo XIX. Este siglo – más conocido como “siglo de las pasiones” – supuso una crítica a la ensoñación ilustrada. Es cierto, como decía Nietzsche, que la razón sirvió de progreso tecnológico pero, sin embargo, las proclamas de la Revolución Francesa – libertad, igualdad y fraternidad – no se cumplieron.
Tampoco llegamos a la “paz perpetua”, que diría Kant. La razón no nos libró de las guerras, las envidias y la miseria moral que acompaña al ser humano.
Existen otros mecanismos que explican el progreso. Me gusta el término “filósofos de la sospecha”, acuñado por Paul Ricoeur. Hoy en día, este siglo nos aportó una mirada crítica y puso en valor el vitalismo. Puso en valor la fuerza vital para el avance social. Una fuerza que diferencia a la gente entre quienes desean una vida ascendente y quienes se conforman con la descendente. La razón es condición necesaria pero no suficiente para explicar el progreso. Hace falta añadir la pasión por la tarea.
10 – Si el filósofo Abel Ros pudiera cenar con cualquier figura histórica de cualquier época, ¿quién sería y por qué?
Si pudiera cenar con algún personaje histórico, lo haría con Sartre. Me encanta su pensamiento. Un pensamiento – el existencialismo – que ha servido para otorgar sentido a mi vida. También me atrae mucho el pensamiento de Ortega y Gasset, el raciovitalismo. Es importante tener inteligencia para la vida.
Y para ello se necesita hacer de la existencia de cada uno – como diría Sartre – un “para sí”. El proyecto de vida es fundamental. Sin platonismos – ni “filosofía momia”, en términos de Nietzsche – en el horizonte, sólo existe el mundo sensible. De ahí que debamos afrontar la gran verdad de la vida.
Saber que vivir es una oportunidad y que la debemos aprovechar. La grandeza del ser humano es que es único e irrepetible. No hay dos personas iguales y ello supone tomar conciencia de nuestra dignidad y función en este mundo.
11 – Puedes hablarme un poco de tus libros, de qué tratan y para quienes los recomiendas.
Tengo dos libros publicados: El Pensamiento Atrapado (La Lluvia, 2013) y Desde la Crítica (Códex, 2019). Ambos son una compilación de los mejores artículos de mi blog. Reflejan una mirada crítica a los acontecimientos sociales, económicos, culturales y políticos de los últimos años.
Los artículos son catalogados como lienzos literarios con alma de ensayo. Suponen una mirada crítica a la sociedad de nuestro tiempo. Sendos libros están orientados para un público, amante de la lectura y crítico con la actualidad.
Los libros forman parte de un proyecto a largo plazo, que consiste en llevar al papel – cada cinco o seis años -parte de los mejores artículos de El Rincón de la Crítica. Tales libros adquieren valor con el paso del tiempo. Se convierten así en un testimonio histórico y sociológico de la realidad reciente desde la mirada de su autor.
12 – Por último, antes de conocerme, ¿tenías alguna relación con alguna persona con diversidad funcional) discapacidad)?
A lo largo de mi vida docente, he conocido personas con diversidad funcional. Las personas somos únicas e irrepetibles. Las personas, decía Kant, no tienen precio sino valor en sí mismas. Y en ese valor reside la dignidad.
De ahí que los seres humanos no somos ni mejores ni peores sino diferentes como los dedos de nuestras manos. Y sólo por ello, todos merecemos respeto, tolerancia y empatía como ejes de la una convivencia pacífica. El Estado social debe velar por la igualdad de condiciones entre todos los ciudadanos. Y para ello, debe vehicular políticas activas de empleo, de inclusión educativa y todo tipo de facilidades para garantizar la igualdad dentro de la diversidad.
13 – ¿Qué prejuicios crees que son los más comunes en relación a la diversidad funcional y cómo podemos combatirlos para ayudar a derribar este muro ficticio que nos separa?
La diversidad funcional se debe combatir con una pedagogía, que ponga en valor al ser humano como un fin en sí mismo. El ser humano es digno por naturaleza. Somos únicos e irrepetibles. De ahí que debamos escuchar, a las personas con diversidad funcional, para comprender su autenticidad e interioridad.
Y las debemos escuchar como ejemplos de superación ante la vida. Debemos deconstruir los prejuicios – que subyacen sobre la diversidad – desde una educación basada en la igualdad de oportunidades, la visibilidad del talento y la comprensión circunstancial del otro. Sólo así, conseguiremos una sociedad más solidaria, empática y menos prejuiciosa con la diversidad funcional.
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La entrevista con el filósofo Abel Ros me ha permitido comprender mejor las dinámicas sociales y filosóficas del siglo XVIII y su relevancia en el mundo actual. Desde la estructura estamental hasta la Revolución Francesa, pasando por la influencia de Voltaire y Diderot, esta conversación ha sido una valiosa lección sobre la historia y el pensamiento crítico.
La filosofía, como nos recuerda Abel Ros, es esencial en la educación y en la formación de ciudadanos informados y reflexivos. Os invito a seguir explorando estos temas y a visitar el blog del filósofo Abel Ros, El Rincón de la Crítica, para profundizar en sus reflexiones.
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