«El humor es lo que nos hace humanos»
El escritor menorquín José Antonio Fortuny se pasa a la ficción en su comedia negra ‘Alehop’
Ana Haro | 11/06/2012
José Antonio Fortuny (Maó, 1972) vuelve a estar en las librerías de Menorca y de más allá. Después del éxito de ‘Diálogos con Áxel’, su comedia ‘Alehop’ (Editorial Funambulista) da un salto mortal sobre cuestiones como el abuso de poder o la manipulación de las masas. Dice que le ha costado cinco años alumbrar a esta criatura que sigilosamente va haciéndose hueco en las listas de ventas, a pesar de que el autor huye de las grandes presentaciones. Él prefiere la relación de tú a tú con el lector.
—La primera pregunta en un espectáculo circense es obligada: ¿cómo están ustedes?
—Ilusionado, inquieto por saber cómo funcionará, con el estómago encogido ante la selva de libros que veo y que también quieren sacar la cabeza… Ahora mismo tengo un revoltijo de sensaciones de todo tipo.
—Ha dado el paso a la ficción pura y dura. ¿Cómo ha sido el proceso?
—La obra no fue difícil de gestar: fue suficiente con mirar con un poco de atención algunos sucesos estrambóticos que ocurrían a mi alrededor. Desde un principio tracé el mapa de la obra y supe dónde quería llegar, después fue cuestión de ir rellenándolo poco a poco.
—¿Te sentiste más a gusto en ese mundo en el que el autor hace y deshace?
—He disfrutado escribiendo tanto un libro como otro, a pesar de ser historias muy diferentes. He llegado a conocer bastante bien a los protagonistas; de hecho, hace cinco minutos que uno de ellos ha pasado a saludarme. Eso sí , de momento, mi parcela de intimidad la tengo reservada a mi muñeca hinchable, que guardo al fondo del armario para que mi madre no la vea.
—Cada escritor tiene sus manías, ¿cómo son tus jornadas frente al folio en blanco?
—Para mí es básico tener un horario. No creo tanto en la inspiración, sino en el trabajo diario. Hay días en que las cosas saldrán mejor o peor, pero hay que estar ahí. Me paso días luchando con un párrafo. Son pequeños pero tienen vida propia; son tozudos. A veces cuesta domarlos.
—¿Fue el escenario el que se rindió al tema o viceversa? (Por cierto, lo de la editorial Funambulista, le va que ni pintado).
—El circo es un símbolo muy utilizado en nuestra era para definir lo que es el espectáculo, sobre todo el de masas. Me ha ido como anillo al dedo y sí, fue curioso lo de la editorial, y para darle una vuelta de tuerca más, yo mismo sugerí al editor una imagen de portada en la que se viera un anciano sobre la cuerda floja, un dibujo que para mí también tiene un fuerte carácter simbólico que resume el argumento del libro: alguien que mantiene a duras penas el equilibrio ante el acoso de los elementos adversos.