Soy un escritor bastante lento para escribir. Más lento que el caballo del malo, sería la definición exacta. Y que quede constancia de que cuando escribo dedico todo el día a escribir, me entrego en cuerpo y alma, pero tengo una buena coartada para explicar mi lentitud: el gran trabajo que me cuesta físicamente. A pesar de que el programa de voz que uso para escribir ha sido milagroso para mí, ya que si no fuera por él no podría escribir nada, poco puedo hacer contra el agotamiento físico o los bajones. Pero que conste que, a pesar de todo, me siento muy satisfecho con todo lo que he hecho y hago. Hago lo que puedo dentro de mis límites.
Comencé escribiendo varios relatos, llegando a ganar un concurso local. Después comencé con “Diálogos con Axel” con el que entra estado trabajando durante seis años. Fue mi libro más intenso, y el más personal.
Mi siguiente reto fue hacer un libro totalmente diferente: con otro ritmo ritmo, de una lectura rápida y sencilla. Escribí “Alehop”, que podría calificarse de una tragicomedia con humor negro. Tarde unos cinco años en escribirla.
Recientemente, sentí una gran satisfacción cuando me encargaron escribir un relato para un libro que editó el programa de televisión “La Marató”, y cuyo objetivo era recaudar fondos para la investigación de las enfermedades neurodegenerativas. El libro funcionó muy bien y el relato tuvo muy buena acogida. Así que tuve una idea: pude recuperar los derechos, y una de mis intenciones de poner en marcha esta página es volver a publicar el relato aquí, para que la gente lo pueda leer en diferentes idiomas y pueda contribuir a la investigación de mi enfermedad.
Mi último libro, recién salido del horno, es la novela histórica El Visitador, basada en hechos reales y ambientada en el siglo XVIII. La novela que más trabajo me ha llevado hasta ahora.