«¿Puede un hecho, en principio insignificante, cambiar la vida de todo un pueblo?»
Alehop es la novela más reciente de Jose Antonio Fortuny, publicada por la editorial El Funambulista y cuyo Book Trailer pudisteis ver aquí hace poco.
Alehop se localiza en un pueblecito cualquiera donde la vida de sus habitantes transcurre sin muchos sobresaltos.
Al mismo tiempo que la llegada de un circo revoluciona a los residentes del pueblo, uno de sus vecinos decide ir al Ayuntamiento a pedir ayuda para su mujer, impedida en la cama.
Es entonces cuando se inician una serie de acontecimientos que se entrelazan poco a poco en una telaraña que atrapa a sus protagonistas y desembocan en un final sorprendente y surrealista.
Conversando vía Twitter con el autor me aconsejó que leyera la obra muy despacio (algo muy difícil porque engancha rápidamente) para captar todo su mensaje. Y así lo hice; la leí de forma pausada, saboreando cada palabra y escena de la historia. Y os tengo que confesar una cosa: me ha dejado un sabor agridulce en el buen sentido de la expresión. Me explico.
Con la punta de mi lengua lectora, con la que localizo los sabores dulces de las historias, he paladeado el increíble vocabulario que aparece en la novela, llena de sinónimos que embellecen y agilizan la narración.
El autor ha creado unos personajes totalmente reconocibles para el lector: todos sabemos del caso de una persona que tiene un familiar dependiente, de alguien que no duda en hacer lo que sea posible con tal de conseguir la fama o de políticos que dan más importancia al autobombo que a gestionar eficazmente su parcela de poder.
A lo largo de la historia vemos cómo los protagonistas evolucionan psicológicamente para adaptarse a los requiebros de la narración, cuyo ritmo va in crescendo hasta convertir el relato en una vorágine imparable de acontecimientos que asombran al lector y le dejan con la boca abierta. Mención especial al muy negro, muy inteligente y muy fino humor que el autor utiliza en el relato y que se agudiza en las escenas más insospechadas.
De todos los personajes del libro me quedo con el anciano, encarnación perfecta del héroe de tragicomedia griega, y con el misterioso y retorcido mánager del circo, antagonista del abuelo tanto por carácter como por motivaciones.
En cuanto a la parte agria de la historia, asentada en los laterales posteriores de mi sinhueso y degustada casi de una tacada, se encuentra la certeza de que esta es una crónica tan acertada y tan actual de la sociedad en la que vivimos, tan reconocible en las pantallas a las que nos asomamos todos los días, que no sabes si estás leyendo un periódico o un libro de ficción.
De forma aguda e inteligente Jose Antonio Fortuny nos muestra en Alehop retazos de la realidad que nos rodea. Temas como la manipulación de los medios de comunicación, el abuso de poder o la situación de la política actual (incluidos los recortes en materia de sanidad) se enlazan y se complementan entre sí, asentando la creciente sensación, según se desarrollan los acontecimientos, de que unos no pueden existir sin los otros. Nada se escapa a su afilada pluma, ni siquiera los “reality show” o las sectas.
Alehop denuncia de forma certera la falta de empatía con el dolor ajeno, la rapidez con la que las personas miramos hacia otro lado cuando vemos que algo nos incomoda y, sobre todo, nos hace darnos cuenta de que, aunque hayan pasado 2.000 años, no somos tan diferentes de los habitantes de la antigua Roma y que el “Panem et circenses” que denunciaba el poeta Juvenal en su Sátira X está en la actualidad en su máximo apogeo.
Por último, degusto el final del libro, parte muy importante del mismo y al que muy pocos autores parecen ya prestar atención, demasiado ocupados en mostrar los fuegos artificiales al principio y en el nudo de su relato, pero olvidando la traca final, que es la que te retumba en el pecho y, en gran parte, te hace decidir si la obra te ha gustado o no.
El desenlace de Alehop es tan inesperado, cruel y descarnado que he tenido que leerlo dos veces para convencerme de que lo he entendido bien. Y llego a la conclusión de que no podría haber terminado de una manera mejor, aunque no sea el remate que yo hubiese querido para sus protagonistas.
En resumen, recomiendo sin dudarlo este libro a todos los lectores a los que no les importe paladear un buen libro que deja un gusto amargo en el alma y en la conciencia y que ha sido definido por Rosa Montero como “Una farsa negrísima, angustiosamente divertida, ingeniosa, inteligente y muy actual“
Nota: este portal literario ya no existe, por lo que he reproducido todo el contenido aquí.